En 2023, existen dos temas de debate acalorado que, por norma, no suelen unirse, siendo uno de ellos la situación climática y ambiental del planeta y, el otro, el surgimiento y avances de la Inteligencia Artificial. Aunque puedan parecer temas distantes, existe una perspectiva que vale la pena estudiar: cómo pueden las nuevas tecnologías de IA ayudar al medio ambiente?


Para empezar, es importante analizar y entender dónde podría actuar la inteligencia artificial. Una Investigación de PwC del Reino Unido, encargada por Microsoft, modeló el impacto económico que la inteligencia artificial podría tener en cuatro sectores de actividad, siendo ellos la agricultura, energía, agua y transporte. Según la consultora, el uso de IA en estos sectores puede representar, hasta 2030, una contribución de 5,2 billones de dólares para la economía global.


En la agricultura, la inteligencia artificial puede ser bastante útil en diversas vertientes, pero, especialmente, en la agricultura de precisión, una técnica moderna utilizada para mejorar el proceso productivo, haciéndolo también más sostenible y, el uso de inteligencia artificial, ayuda a los agricultores a detectar plagas, enfermedades y mala nutrición en sus cosechas. Con esto, el sector agrícola puede hacer una gestión más saludable de la tierra y al mismo tiempo, usar cada vez menos pesticidas, que contaminan nuestro planeta.


En cuanto a la energía, la IA puede ser una ayuda valiosa en la gestión de este recurso, contribuyendo a mejorar la eficiencia energética en diversas áreas. La tecnología puede usarse para analizar datos, hacer ajustes en el consumo energético, detectar anomalías, automatizar procesos y optimizar la producción de energía, lo que resulta beneficioso, tanto para los usuarios, como para el ambiente. Por otro lado, en un punto que se conecta con la cuestión del transporte, la inteligencia artificial también puede ser utilizada, por ejemplo, para optimizar rutas y contribuir a la reducción del consumo de combustible, lo que, en consecuencia, es positivo para la atmósfera. 


En cuanto a la agua, la inteligencia artificial ya ha demostrado ser una ayuda útil para la gestión del recurso esencial para la vida humana. A través de algoritmos, la IA puede gestionar de forma más eficiente el suministro, así como detectar ciertos problemas, como fugas. Prueba de ello es el proyecto indio EqWater, que, a través del uso de inteligencia artificial, ha contribuido a prever de forma eficaz la posible escasez futura de agua en determinados barrios de las megaciudades indias. 


Por otro lado, también es interesante mencionar el AI for Earth, una iniciativa de Microsoft cuyo objetivo es poner a disposición herramientas de inteligencia artificial directamente para proyectos que buscan proteger y ayudar al medio ambiente de manera consciente y sostenible. Son más de 950 proyectos apoyados por esta iniciativa, destacando asociaciones como el SOS Mata Atlántica, la Ocean Data Platform, el Imazon y la ThermaFY.

 

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